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Foto del escritorDr. Ricardo Luis Lavalle

EMERGENCIA SANITARIA Y LA IMPOSIBLE MISION DE CONSEGUIR TURNOS EN ANSES


Al declararse la emergencia sanitaria en nuestro país el 19 de marzo finalizaba la temporada estival. Atravesados por esta inédita circunstancia, nos acomodamos a ella en procura de sobrellevarla lo mejor posible para sostener y avanzar con nuestro trabajo, adaptando día a día actividades habituales. El impulso inercial hasta hace poco tiempo impensado de la rutina diaria, se convertiría en un permanente desafío, obligándonos a vincularnos de un modo particular con el otro, con la familia, con nuestro trabajo.


El contacto personal y la presencia de nuestro semejante se convirtieron el algo arriesgado; pero el avance tecnológico de la última década nos permitiría mostrarnos, reflejarnos en pantallas como nunca antes nos habíamos pensado.


Mientras tanto, ya nada resultaba sencillo, y cada uno desde nuestro lugar padecimos los efectos propios de la emergencia sanitaria, imposibilitados involuntariamente de cumplir con obligaciones propias.


Las puertas de la ANSeS literalmente cerradas. Turnos para tramitar esperados beneficios jubilatorios, pensiones, retiros por invalidez o cualquier reclamo resultaron de cumplimiento imposible. Hubo que repensar el modo de trabajo generando interconsultas entre los profesionales y todo el personal del estudio; a partir de allí implementamos nuevos sistemas de atención que nos permitirían satisfacer las necesidades de cada uno de nuestros clientes.


Con el tiempo, luego de meses, algunas oficinas de la ANSeS comenzaron a atender con horarios y personal muy acotado; pero a todo esto se lo sumó una gran dificultad, sería considerado su trámite solo con la obtención de un turno previo. Las demandas resultaron ser mayores a los escasos turnos, los que con suerte y con los sistemas a favor, excepcionalmente se lograban.


Hoy, de la inercial actividad impensada en época reciente, se instala una rutina atada al celular modo despertador. Exactamente a las 06:30 de la mañana nos convertimos en obreros del Derecho, frente a una maquina llamada P.C. para que, como aquellos que llegan a identificarse puntualmente en el ingreso a su trabajo, nos encontramos en estados hipnóticos observando la hora en el margen inferior derecho de la pantalla: el cero, el seis, el cinco y el nueve, contando mental y regresivamente los 60 segundos entre las 06:59 y las 07:00 para cliquear el anhelado y esperado turno con la suerte de uno a diez, que nos permita a los 30 días, iniciar del trámite del beneficio requerido por nuestros clientes.

Como en una carrera de absurdos obstáculos, y con una posibilidad en diez lograremos sortear el primero: la obtención del turno, significando el impulso inicial de un recorrido cuyo objetivo principal es lograr, en un tiempo razonable, el resultado esperado que nos traiga aparejado la satisfacción adicional del deber cumplido en el desarrollo de nuestra actividad, para sentirnos realizados con el ejercicio de nuestra querida profesión, renovando frente a distintas y cambiantes circunstancias el compromiso del estudio con la solidez profesional para cumplir con los requerimientos de nuestros clientes.


Dr. Ricardo Lavalle

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